Juventud y trabajo en la Argentina:
diagnóstico y visión de los actores
Beatriz Cappelletti* y Edith Byk**
Introducción
El presente trabajo es una reformulación de dos
apartados que integran el Informe “Propuestas
para una Política de Trabajo Decente y Productivo
para la Juventud/Argentina”, promovido
y editado por OIT-Proyecto de Promoción del
Empleo Juvenil en América Latina (PREJAL)
en el año 2008.
Se basa en el análisis de diversos aspectos
que caracterizan la situación laboral de los
jóvenes argentinos, desde dos visiones complementarias.
Una de ellas es la del diagnóstico
cuantitativo de las condiciones de participación
de los jóvenes en el mercado de trabajo; la otra
consiste en un análisis cualitativo, que incorpora
la visión de actores gubernamentales y sociales
involucrados directa o indirectamente en la problemática
del empleo y del desempleo juvenil.
El trabajo se propone destacar las dimensiones
relevantes que condicionan el acceso de los
jóvenes argentinos a empleos dignos y productivos,
complementando una serie de estudios
realizados por expertos en la temática. La novedad
que pretende aportar es la introducción de
la visión de los actores sociales y de los expertos,
que puede constituir un insumo orientador para
el diseño de políticas públicas en la materia.
La problemática laboral de los jóvenes
En sintonía con las tendencias que se observan
en la mayoría de los países latinoamericanos,
los principales problemas identificados en la
inserción laboral de los jóvenes en Argentina
parecerían estar asociados a cuatro cuestiones
básicas que, con incidencias diversas, persisten
como grandes temas en las opiniones de los
estudiosos del empleo juvenil. Aludimos a la
permanencia de elevadas tasas de desocupación
entre los jóvenes, aún en etapas de crecimiento
económico nacional; al débil incremento de la
participación juvenil en el mercado de trabajo;
al fenómeno de la precariedad laboral que afecta
a la población joven, y a cierta segmentación
de los itinerarios laborales como consecuencia
de ambientes de origen y de un sistema educativo
segmentado que condiciona el tránsito de
la escuela al mundo del trabajo1
.
Los problemas de mayor incidencia en la situación
laboral de los jóvenes de Argentina –y
también, de Latinoamérica– generan consecuencias
negativas tanto para los integrantes
de la población afectada como para el desarrollo
económico y social de los países2
. La literatura
especializada analiza el desempleo juvenil desde
diferentes perspectivas y elabora hipótesis,
* Asesora del Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Argentina. ** Coordinadora del PREJAL Argentina-OIT. 1 Jacinto, Claudia. Ante la polarización de oportunidades laborales para los jóvenes en América Latina. Un análisis de
algunas propuestas recientes en la formación para el trabajo. En: Jacinto, Claudia (coord.) ¿Educar para qué trabajo? Discutiendo
rumbos en América Latina, Buenos Aires: RedEtis (IIPE-IDES), MECyT, MTEySS, La Crujía, 2004, p. 187-200 y
Miranda, Ana. La nueva condición joven: educación, desigualdad y empleo. Fundación Octubre. Buenos Aires, 2007. 2 Weller, Jürguen. Problemas de la inserción laboral de la población juvenil en América Latina. En: Papeles de Población, Nº 049
(2006). México: Universidad Nacional Autónoma de México: Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población.
174
Beatriz Cappelletti y Edith Byk
como las mencionadas a continuación, que en
algunos casos son complementarias entre ellas:
• El desajuste entre oferta y demanda de trabajo.
En esta línea, las calificaciones obsoletas
que presuntamente ofrece el sistema educativo
no resultarían adecuadas a las que son
demandadas por la estructura productiva.
Este proceso se vería agravado por la velocidad
de los cambios tecnológicos.
• Las características del mercado de trabajo, producto
de una estructura económica que no es
capaz de generar los puestos necesarios para
dar cabida a los nuevos ingresantes. Durante
los ciclos económicos recesivos, los jóvenes
son más perjudicados por los despidos que la
población adulta; en las fases expansivas de
la economía, el mercado de trabajo no facilita
la incorporación de los jóvenes porque, como
primera medida, las empresas contratan a
los desempleados adultos para aprovechar
las competencias por ellos adquiridas.
Sin dudas, la población juvenil constituye
un colectivo altamente segmentado. Los
más favorecidos en función de su origen
social y del nivel y calidad de la educación
alcanzada, tienen mayores oportunidades
de acceso a puestos más calificados. A los jó-
venes de hogares pobres, con bajos niveles
educativos y escaso capital social, les serán
asignados trabajos informales e inestables,
de menores calificaciones y pobres remuneraciones.
Es, precisamente, este último
grupo de jóvenes el que sufre de modo más
inmediato las consecuencias desfavorables
del ciclo económico.
• Una tercera línea de interpretación enfatiza
en las expectativas y aspiraciones de los
jóvenes, originadas posiblemente en los mayores
niveles educativos que han alcanzado
pero que resultan superiores a las condiciones
que la realidad del mercado de trabajo
puede ofrecer. La falta de información suficiente
tanto en los postulantes como en
los contratantes, conspira contra las certezas
que buscan tener ambos; los primeros,
respecto de las características de los empleos
ofrecidos y los segundos, respecto del
desempeño laboral deseable. Este aspecto
de desconocimiento forma parte de lo que
podría catalogarse como “falta de transparencia”
de un mercado laboral que ofrece
escasa información, tanto a los oferentes
como a los demandantes de empleo. Por
ello, frecuentemente, luego de una corta experiencia
en el trabajo, las expectativas de
cualquiera de las dos partes se ven insatisfechas
y se interrumpe la relación laboral.
Como resultado, para los jóvenes se produce
una mayor rotación entre situaciones de
empleo y desempleo que genera tasas de
desempleo más altas.
• Algunos autores coinciden en identificar la
rigidez de la legislación laboral como una
de las causas de disminución de las oportunidades
de empleo de los jóvenes3
. La
escasa flexibilidad de las remuneraciones
–impuesta por la legislación laboral– y la
baja productividad de los ingresantes debido
a sus menores calificaciones, serían factores
que, desde esta perspectiva, determinarían
la opción de los empresarios en favor de la
contratación de trabajadores con mayor experiencia
laboral. La experiencia de muchos
países ha demostrado la escasa eficacia explicativa
de este argumento4
.
Situación demográfica
Según las proyecciones realizadas para el tercer
trimestre del año 20065
, la población en la
totalidad de los centros urbanos ascendería
aproximadamente a 34.900.000 personas. De
este total, 3.217.000 serían adolescentes de15
á 19 años y 3.210.000 serían jóvenes adultos
de 20 á 24 años6
. El total de jóvenes de 15 á 24
3 Algunos estudios desarrollados por la OIT consideran relativas estas afirmaciones al demostrar que las reformas emprendidas
en América Latina tendientes a introducir figuras laborales que flexibilizan las condiciones de contratación
de jóvenes, no lograron los efectos esperados en términos de disminución del desempleo . 4 Weller, Jürgen. La problemática inserción laboral de los y las jóvenes. Santiago de Chile: CEPAL, 2005. 84 p. (Series
CEPAL: Macroeconomía del Desarrollo; 28). y Schkolnik, Mariana. Caracterización de la inserción laboral de los jóvenes.
Santiago de Chile: CEPAL, febrero 2005. 65 p. (Series CEPAL: División de Desarrollo Social; 104). 5 La información estadística contenida en este capítulo fue proporcionada por la DGEyEL, SSPTyEL, MTEySS. 6 Si bien la proporción de población joven en Argentina es alta comparada con la de los países desarrollados, es una de las
más bajas de Latinoamérica. La reducción de la natalidad y el aumento de la expectativa de vida, provocaron cambios
en el perfil demográfico histórico, tornándolo más inestable y en alguna medida semejante al de los países de la OCDE.
Revista de Trabajo • Año 4 • Número 6 • Agosto - Diciembre 2008
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Juventud y trabajo en la Argentina: diagnóstico y visión de los actores
años alcanzaría a 6.427.000 individuos, 18% de
la población residente en áreas urbanas7
.
La población joven actual es la más numerosa
que Argentina haya tenido en relación con su
población total. Las mujeres de este segmento de
edad conforman, en la población femenina total,
una porción más pequeña que la representada
por los varones jóvenes respecto de la población
masculina total, principalmente debido a la mayor
expectativa de vida de las mujeres.
La mayoría de los jóvenes vive en la región
pampeana y en el Área Metropolitana de Buenos
Aires. En dicho espacio geográfico habita el 65%
de la juventud argentina. Sin embargo, constituyen
las zonas que cuentan con las proporciones
más bajas de jóvenes en su población (17% contra
el 19% en las regiones noroeste y nordeste).
Dado que la mayor parte de la población
joven argentina alcanzará la edad laboral en
los próximos 5 años –y que presumiblemente
logrará mayores niveles educativos que los alcanzados
por las generaciones precedentes– a
las políticas públicas se les presenta el desafío
de asegurar que la juventud aumente sus posibilidades
de conseguir trabajos de calidad.
Los jóvenes en el mercado de trabajo
Durante décadas, el pasaje de la escuela al
mercado laboral constituía una suerte de organizador
de un ciclo vital: la transición de los
jóvenes hacia la etapa adulta. Sin embargo, a
pesar de que el trabajo aún ocupa un lugar central
en la vida de las personas, el ingreso a él se
ha convertido en un proceso problemático para
importantes sectores de la población joven.
En el mercado laboral argentino, la tasa
de actividad juvenil es del 44,6%, lo cual
significa que 2.864.000 jóvenes son activos
mientras el resto (3.564.000) se encuentra en
condición de inactividad.
La participación femenina en la fuerza laboral
juvenil (39%) sigue siendo muy inferior a la de los
varones (54,6%), circunstancia que se explica, en
parte, porque las mujeres permanecen durante
un tiempo más prolongado en la escuela y, en otro
orden, porque son las encargadas de la crianza de
los niños y de las tareas domésticas8
.
Otro aspecto a considerar en los jóvenes es
su integración a la situación de actividad por
tramos de edad. Mientras que entre los adolescentes
(15 a 19 años) la tasa de actividad
asciende a 27,4 %, entre los jóvenes adultos (20
á 24 años) el porcentaje se eleva al 66,3 %.
Si se compara la tasa de actividad de los jóvenes
–particularmente de los adolescentes– con
la de los adultos, según la situación económica
7 Se toman las definiciones de jóvenes –adolescentes y adultos- adoptadas por las Naciones Unidas. 8 La maternidad temprana, fenómeno particularmente difundido y en aumento en sectores de bajos ingresos, aleja a las
adolescentes del mundo del trabajo.
Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por la DGEyEL, SSPTyEL, MTEySS.
1.547.000
no estudian
Ocupados Inactivos
Desempleados
Gráfico 1
Mapa laboral de jóvenes en Argentina
2.807.000
estudian
625.000
estudian
756.000
no estudian
463.000
no estudian
229.000
estudian
1.219.000
19% de la población juvenil
no estudia ni trabaja
176
Beatriz Cappelletti y Edith Byk
de los hogares, se advierte que entre los primeros,
a medida que aumenta el nivel de ingresos
familiares disminuye la participación en el mercado
de trabajo; entre los últimos, en cambio, se
observa un comportamiento inverso.
Si se toma en cuenta la variable educación,
puede observarse que el 57% de los jóvenes se
encuentra cursando sus estudios regulares.
El cruce de estas variables (situación
laboral y educativa) permite identificar a
aquellos grupos que, por su situación de
vulnerabilidad frente al empleo y a la educación,
deberían ser prioritariamente sujetos
de políticas activas de educación, formación
y empleo: 1.200.000 jóvenes no estudian y no
trabajan (Ver Gráfico 1).
La visión de los actores sociales
y de los expertos9
1. Juventud y mercado de trabajo
Es generalizada la convicción de que, desde
el punto de vista de la política pública, existe
una condición necesaria –no excluyente– para
tratar el problema de la inclusión social, económica
y política de los jóvenes. Esa condición
tiene una forma estrictamente económica que
consiste en la existencia de una economía cuyo
ciclo de crecimiento resulte sustentable y sostenido
en el tiempo10.
El paradigma económico-laboral de los años
noventa provocó en la sociedad argentina altos
niveles de desempleo e informalidad, disminuyó
la cobertura de protección social de los
trabajadores y, en el caso de los jóvenes, puso
en evidencia con mayor intensidad los efectos
de esos fenómenos.
El trabajo como eje articulador de la polí-
tica pública recién comenzó a recuperarse en
nuestro país luego de la crisis del año 2001,
cuando fue evidente que la pérdida de vigencia
del paradigma fracasado requería la formulación
de un pensamiento que lo sustituyera y
considerase al trabajo, nuevamente, como una
relación social y ética central:
El empleo como centro de las políticas requiere,
primero, de una concepción basada en
la ética y en la equidad, de una articulación
entre estrategias macroeconómicas, procesos de
globalización e integración regional, y también
incorpora dimensiones como la protección social,
la formación permanente o la equidad de género,
que constituyen factores de ciudadanía11.
Desde esta conceptualización, el presente
apartado pretende indagar en la visión de actores
sociales y de expertos involucrados en la problemática
del empleo y del desempleo juvenil.
Ana Miranda, en un estudio que se remonta
a las últimas tres décadas en Argentina12, destaca
la importancia, en la trayectoria juvenil,
de la desigualdad educativa y la segmentación
laboral. Desde su perspectiva, la expansión de
la escolaridad de los jóvenes en las últimas dos
décadas no compensó la segmentación social:
se produjo en un contexto de concentración
económica que hizo persistente la desigualdad
en el acceso a los certificados de nivel medio y
superior entre los jóvenes de distintos grupos
sociales. La autora sostiene que en los años 90
la educación se convirtió en un refugio frente
a la escasez de alternativas laborales y que el
excedente laboral juvenil fue aprovechado en
dirección a una estructuración laboral que se
pretendía más flexible y precarizada. Durante
dicha década, los jóvenes con mayor nivel educativo
fueron los protagonistas del llamado
“efecto sustitución”, que implicó el reemplazo
sistemático de trabajadores adultos13. Los de
menor nivel educativo sufrieron el confinamiento
en prácticas precarizantes reguladas
9 Los entrevistados fueron: funcionarios de las áreas estatales de Juventud (Dirección Nacional de Juventud-DINAJU) y
MTEySS (áreas de Empleo y Estadísticas Laborales); funcionarios públicos de áreas sociolaborales de nivel municipal;
coordinadores de proyectos públicos de empleo juvenil; dirigentes sindicales; dirigentes empresariales; jóvenes trabajadores
del sector servicios, y dirigentes de ONG orientadas a la temática de juventud y empleo. 10 Cacciamali, María Cristina. Mercado de trabajo juvenil: Argentina, Brasil y México. Ginebra: OIT: Unidad de Análisis e Investigación
para el Empleo. Departamento de Estrategias de Empleo. 2005. (Documentos de Estrategias de Empleo; 2/2005). 11 Novick, Marta. Editorial. Revista de Trabajo Nº1. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Argentina (2006). 12 Miranda, Ana, op. cit. 13 En los años 90 una destacada firma automotriz definía sus criterios de reclutamiento del siguiente modo: “jóvenes inteligentes,
secundario completo, que sepan trabajar en equipo”.
Revista de Trabajo • Año 4 • Número 6 • Agosto - Diciembre 2008
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Juventud y trabajo en la Argentina: diagnóstico y visión de los actores
por las modalidades de contratación que, en
el período, fijaba la política pública.
Los jóvenes se encuentran rezagados tanto
en la “distribución” de los recursos laborales
y educativos como en el “reconocimiento” de
su estatus y su problemática por parte de las
políticas públicas14. El diagnóstico de que su
inserción laboral está relacionada con la inadecuación
entre las calificaciones escolares y
la estructura productiva, o con la rigidez de la
normativa laboral, significó que las políticas
de empleo juvenil siguieran diseñándose sobre
la base de la implementación de programas de
capacitación o de empleabilidad, o con figuras
de promoción del empleo. Los resultados muestran
la inadecuación de las políticas que sólo
atendieron a la capacitación o a la contención,
sin integrarse a otras acciones tendientes a la
mejora de las condiciones de vida y empleo de
los jóvenes.
Un diagnóstico extendido a nivel regional
recomienda reorientar las políticas de empleo
juvenil formulando acciones en tres niveles15:
a) nivel macro de crecimiento con empleos,
salarios, renta y protección social; b) nivel del
sistema educativo, de capacitación y de política
de mercado de trabajo, y c) incentivos para la
contratación con centro en el aprendizaje y certificación
de competencias laborales.
Además, se verifica un consenso relativo a
las restricciones que emergen de las características
propias de la condición juvenil: ser joven
–aún habiendo completado estudios formales de
nivel superior– equivale a falta de experiencia
y trayectoria laboral formal, de capital social,
de cultura del trabajo, limitaciones que se
agudizan en el caso de los jóvenes pobres, particularmente
de aquellos que están excluidos del
mercado de trabajo y del sistema educativo.
Educación y empleabilidad juvenil
Todos los entrevistados mencionaron a la educación
como una barrera que encuentran los
jóvenes en el mercado de trabajo, sin hacer
referencia explícita a la formación profesional.
Sin embargo, en posteriores desarrollos,
todos coinciden en el déficit de competencias
y calificaciones que puede ser saldado por los
sistemas de formación continua. La formación
profesional aparece, entonces, en el centro de
las prioridades en las referencias y recomendaciones
de política pública.
El diploma de la escuela media se muestra
insuficiente en un mercado que eleva los
estándares de exigencia: haber completado la
secundaria es una condición necesaria pero no
suficiente. Esta situación es referida por los jó-
venes dirigentes sindicales:
“Para llegar a tener un empleo digno, decente,
no alcanza con haber completado el nivel
medio. En términos formales puede ser una exigencia
para el currículo, pero no tiene efectos
prácticos. En compañías de seguros piden inglés
y portugués cuando éste último no se justifica;
es sólo una barrera”16.
El tema se complejiza cuando se hace referencia
a las competencias demandadas. Este
es un campo de menor precisión en relación al
clásico esquema de competencias básicas desarrollado
durante la década pasada. Ahora
reaparecen como demanda y como déficit, y se
revelan insuficientes a la hora de satisfacer los
requerimientos para los puestos, dada la mayor
complejidad de los procesos productivos:
“Muchas veces, cuando recibís jóvenes terciarios
o universitarios encontrás este tipo de
dificultades y creo que allí hay un trabajo de base
que debiera hacer el ámbito educativo porque fallan
mucho en las competencias básicas. En el
ámbito de una empresa, tenés relaciones interpersonales
y tenés que saber expresar lo que querés
hacer, y en esas cosas cada vez encontramos mayores
dificultades en los chicos jóvenes”17.
El rol innovador que ocupaban las competencias
básicas en los noventa, lo asumen hoy
las llamadas competencias tecnológicas, sobre
14 Fraser, Nancy, Redistribution or Recognition? A Political-Philosophical Exchange, 2003. (Se hace referencia a la noción
de justicia utilizada por la autora en sus tres dimensiones: la distribución; el reconocimiento; la política, requisitos para
la ampliación de ciudadanía de colectivos sociales). 15 Cacciamali, op. cit. 16 Extracto de entrevista realizada a jóvenes dirigentes sindicales. 17 Extracto de entrevista realizada a dirigente empresario, quien refiere al déficit en “comprensión de textos, matemáticas,
expresión oral, trabajo en equipo, gestión de ideas.”
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Beatriz Cappelletti y Edith Byk
todo las tecnologías de información y comunicación
(TICs). Las mismas han tenido un
desarrollo débil en el país, acorde con la escasa
innovación difundida en el sector del software
e informática, en el que, más que el desarrollo
de productos, predominan los servicios18. Este
déficit se atribuye también a la falta de estrategias
de calidad en la formación del sector.
“Hay muchos procesos que se han automatizado,
y eso lleva a que los procesos de gestión de
las personas sean mucho más complejos… El que
trabaja en una línea de producción automatizada,
más que el conocimiento manual, tiene que tener
un conocimiento abstracto que el ámbito de la
educación no se lo está brindando. Desde un call
center, si atiendo a un cliente y no entiendo mucho
de estas lógicas es muy difícil que lo contenga o
que le pueda expresar la solución de un problema.
El que llama a veces no sabe mucho de computación
y entonces el problema es cómo guiarlo”19.
Mercado de trabajo e intermediación laboral
Los entrevistados coinciden con lo que las estadísticas
verifican: la precariedad laboral es el
gran problema de los jóvenes en el mundo del trabajo.
Si bien afecta a todos los jóvenes, se agrava
entre los pertenecientes a hogares en situación
de vulnerabilidad (pobreza o indigencia).
“El mercado laboral ofrece a los jóvenes
–sobre todo a los jóvenes pobres– oportunidades
de un alto nivel de explotación, maltrato y
bajos salarios. Es difícil compatibilizar estas
condiciones con alternativas de mediano plazo:
‘entro a trabajar 15 horas a 600 pesos por día
(esto es muy fuerte en el interior)… Hay un problema
estructural del mercado de trabajo que
estigmatiza a los jóvenes vulnerados y les impone
barreras de acceso a trabajos dignos”20.
Diferentes factores convergen para que las
oportunidades de trabajo ofrecidas a los jóvenes
tengan características de precariedad laboral.
Esto refleja una oferta de trabajo muy segmentada,
que se reproduce en la demanda laboral y
en las políticas públicas focalizadas.
Los mayores vacíos se encuentran en el circuito
de la intermediación laboral, donde se
visualizan ineficiencias en los mecanismos de
información y selección, aún en los utilizados
por las grandes empresas. En el caso de las
PyMEs, el sistema de selección a través de redes
de confianza parece más un mecanismo de
recaudos que de diseño de perfiles:
“Los empleadores decían ‘yo le pido que me
traiga un pariente, porque me importan las redes
familiares, las redes de confianza, porque el
chico va a responder más porque siente que hace
quedar mal al otro’. Hay todo un tema de control
social, del grupo más primario, de elegir buenas
personas, sobre todo en las PyMEs… ‘traeme a
tu hermano, primo’, tienen una mentalidad del
‘somos una familia’ que sobre todo en el momento
de la crisis, lo reprodujeron mucho”21.
Las grandes empresas tampoco han desarrollado
mecanismos eficaces de selección de
jóvenes, y esto genera preocupación en los propios
actores del sector. Se señala la existencia
de déficit en los sistemas de recursos humanos
(RRHH), a los que se califica de ineficientes
y desajustados respecto de los nuevos requerimientos.
Salvo algunas excepciones, esta es
una falencia generalizada:
“Los empresarios no saben qué hacer… porque
me parece que hay que saber qué les pasa a
ellos; si no, es muy difícil entender y no reforzar
los problemas. Yo creo que no hay buenos sistemas
de RRHH en nuestro país”22.
Además de las redes de confianza utilizadas
en las pequeñas empresas, existe una variedad
de dispositivos de búsqueda y selección. Los jó-
venes entrevistados reconocen que muchas de
estas herramientas refuerzan la existencia de
una fuerza de trabajo juvenil con alta rotación
y escasa integración colectiva:
“En el sector comercio se utiliza mucho la
agencia de trabajo temporario y así consiguen
jóvenes que trabajan tres meses, luego los hacen
renunciar y los re-contratan en otra sucursal…
antes era bien visto que el trabajador permane-
18 Novick, Marta. Transformaciones recientes en el mercado de trabajo argentino y nuevas demandas de formación. En:
¿Educar para qué trabajo? Discutiendo rumbos en América Latina. Buenos Aires: La Crujía, 2004. p. 73-83. 19 Extracto de entrevista realizada a dirigente empresario. 20 Extracto de entrevista realizada a dirigente de ONG. 21 Extracto de entrevista realizada a funcionario del área laboral. 22 Entrevista: Ibíd.
Revista de Trabajo • Año 4 • Número 6 • Agosto - Diciembre 2008
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Juventud y trabajo en la Argentina: diagnóstico y visión de los actores
ciera varios años en una misma compañía, hoy
es todo lo contrario”23.
La falla institucional en los sistemas de
intermediación, agravada por la ausencia de
una normativa específica pertinente, llevó a
algunas empresas a utilizar mecanismos de reclutamiento
alternativos:
“Pongo énfasis en los ‘call center’ porque
es nuestro semillero de incorporación… Cada
vez tendemos más a un call center de 4 horas,
no son pasantes, son empleados. Tienen prioridad
en todas las búsquedas internas de la
compañía. Los jóvenes tienen dinamismo y
familiaridad con los sistemas informáticos.
Además, es una forma de selección, de medir
actitudes y competencias. Los jóvenes lo ven
como un primer empleo”24.
Los entrevistados de organizaciones sociales
se mostraron preocupados por el acceso diferencial
a la información sobre búsquedas laborales,
especialmente la disponible en internet. Los
jóvenes con menos oportunidades acceden con
mucha dificultad a los entornos virtuales:
“Hoy se puede entrar a Internet y responder a
avisos de solicitudes enviando 5.000 curriculum,
y de ésos, a lo sumo los convocan para una o dos
entrevistas… El acceso a la información lo tienen
jóvenes con nivel educativo medio o alto; el otro no
entra por ese lado, no manda curriculums…”25.
El capital social es uno de los recursos más
frecuentemente utilizados por aquellos jóvenes
que disponen de redes que pueden activar a la
hora de buscar un empleo y se reconoce como
un mecanismo eficaz:
“Los más calificados tienen mucho más facilitada
la red de contactos, contactos sociales.
Pero me preocupa el joven que no tiene esto.
El joven que no tiene los contactos sociales y
tampoco tiene las formas sociales, no sabe que
tiene que armar el currículum y presentarse,
y no tiene las informaciones, no sé si busca
en el diario o en Internet… aunque me parece
que también estas no son herramientas para
todos…”26.
Exclusión social
“Es complicado hablar de los jóvenes en general:
no sufren las mismas desventajas todos los
jóvenes. Una cosa es cuando los jóvenes están
terminando su secundaria o están en la universidad,
aunque sean de clase baja, y otro tema son
los jóvenes que no han tenido la oportunidad de
acceder a estudios por la desigualdad en la distribución
de recursos económicos y culturales.
Las políticas no están llegando a este núcleo más
duro, en donde cualquier acción de formación y
empleo debe contemplar estrategias diferentes”27.
La referencia vuelve al desafío de integrar
la política universal con estrategias que reconozcan
las diferencias. Se destacan aquellas
situaciones ya identificadas como vulnerables,
no sólo desde el punto de vista de sus condiciones
de inserción laboral, sino desde la
perspectiva de su integración social.
Los entrevistados señalan situaciones o zonas
de exclusión y riesgo donde las políticas
están ausentes o llegan de modo distorsionado.
Son situaciones donde las iniciativas centradas
en la educación o en la calificación no resultan
suficientes. Un caso referido por uno de los entrevistados
llama la atención sobre la relación
que algunos jóvenes entablan con el delito:
“El que está inserto en la actividad delictiva
habla de su tarea como de un trabajo, porque hay
un mercado del delito. Cuando podamos demostrar
que los otros mercados son más ventajosos,
el joven va a dejar de delinquir. El problema es
que hoy no le estamos pudiendo ganar a este
submundo, sobre todo porque el trabajo y la educación
ponen tantas barreras”28.
Otro de los entrevistados advierte sobre
deficiencias que, más allá de la calificación, incrementan
la situación de desventaja en la que
se encuentran determinados jóvenes:
“Vimos que salen muy mal los exámenes fí-
sicos. En algunas empresas el examen físico
tiene que ver con que van a ejercer trabajos de
una gran carga física y no quieren tener juicios
laborales por desviaciones de columna que a
23 Extracto de entrevista realizada a jóvenes trabajadores del sector servicios. 24 Extracto de entrevista realizada a empresario del sector servicios. 25 Extracto de entrevista realizada a dirigente de Organización No Gubernamental. 26 Entrevista: Ibíd. 27 Entrevista: Ibíd. 28 Extracto de entrevista realizada a jóvenes dirigentes sindicales.
180
Beatriz Cappelletti y Edith Byk
lo mejor ya tenían. También nos encontramos
con una población que tiene desnutriciones o
ha tenido fallas alimenticias que no estábamos
acostumbrados a observar, que vienen a los 18
o19 años y están mal alimentados… A veces uno
pone todo el peso en la calificación, en los conocimientos
y resulta que los descalifican por otras:
está apareciendo mucho también el tema de las
drogas. En las oficinas de empleo unos chicos
confesaban su adicción en la entrevista laboral,
creyendo que no era una limitante… ”29.
Cada vez el mercado laboral resulta más
exigente al imponer nuevas barreras, y esta
situación genera en los agentes de política
pública laboral y en los dirigentes de organizaciones
sociales una visión cuestionadora de las
respuestas simplistas:
“En la red empresaria insistían mucho en lo
socio-ambiental… Habría que entender por qué
les funciona el tema de lo socio-ambiental, si
pasa porque están en la villa, si es porque van a
robar, si es el tema de la inseguridad. En algunos
casos, los chicos no soportaban ni siquiera
la disciplina del curso: cumplir horarios, cuidar
y guardar las herramientas, el buen trato con los
compañeros, formar un equipo. Se encontraron
con que los chicos no respetaban ni siquiera la
consigna del horario de entrada y días de clase.
En grupos tan marginales o con tanta vulnerabilidad
social, se requieren intervenciones más
integrales… allí importa el tema de las políticas
de infancia y políticas sociales generales”30.
“Hoy hay una demanda más exigente, secundaria
completa, manejo informático. Además
existe ‘discriminación de cara y domicilio’,
expresión hablada, presentación. El título secundario
es como una primera garantía, un piso…
si hasta para el trabajo de desmonte están pidiendo
secundario completo”31.
2. Políticas
Política pública y programas
La magnitud del problema del empleo juvenil
requiere pasar de la ejecución de programas
específicos muy focalizados y de alcance limitado
a la definición y ejecución de políticas de
Estado con visión estratégica de corto, mediano
y largo plazo. Este es un reclamo compartido
por expertos y agentes públicos y sociales –incluidos
los propios jóvenes–.
“No hay políticas sino programas… No hay
una política estratégica, a largo plazo, con estabilidad…
No hay una ley de empleo juvenil
que pueda establecer determinados límites al
empleador o determinada promoción para el potencial
trabajador”32.
La apreciación es compartida por dirigentes
de organizaciones sociales involucradas en
el campo del empleo juvenil, quienes visualizan
en los programas una lógica muy cortoplacista.
La denominan “lógica de proyecto” y explicaría
la heterogeneidad de propuestas de corto alcance,
discontinuas, sin un presupuesto fijo, a
menudo superpuestas y sin articulación.
Los funcionarios del área laboral reconocen
y asumen un déficit en la materia. Y la necesidad
de generar una política universal que
integre la focalización sobre la base de este
reconocimiento puso en marcha el Programa
“Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”.
Políticas educativas
Los entrevistados introducen la distinción entre las
políticas educativas recientes y la estructura del
sistema educativo. Mientras, en la mayoría de los
casos, se constata una evaluación positiva de las recientes
reformas normativas al sistema educativo
en general y al de formación técnica en particular,
las opiniones expresan reparos respecto de la fragmentación
y rigidez del sistema educativo.
“La visión de la política educativa es compleja.
Vemos bien la dirección emprendida en
términos de normativas, presupuesto, pero Educación
tiene una estructura muy rígida tal vez
por la descentralización de la Ley Federal. El
sistema está muy segmentado, se descentralizó
mal y las reformas fueron arbitrarias: cada provincia
hizo lo que quiso. Hay un tema de rectoría
del sistema que no está resuelto” 33.
29 Extracto de entrevista realizada a funcionario del área de política laboral. 30 Entrevista: Ibíd. 31 Extracto de entrevista realizada a dirigente de ONG. 32 Extracto de entrevista realizada a jóvenes trabajadores del sector servicios. 33 Extracto de entrevista realizada a dirigente de Organización No Gubernamental.
Revista de Trabajo • Año 4 • Número 6 • Agosto - Diciembre 2008
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Juventud y trabajo en la Argentina: diagnóstico y visión de los actores
Se releva una opinión positiva de la orientación
incorporada a la Ley de Educación
Técnico-Profesional34 y de sus metas respecto de
una política nacional, integral y jerarquizada.
“Valoramos el ‘regreso de los oficios’ al
ámbito educativo a través de la reforma de la
educación técnica… la nueva ley está en el marco
de recuperación de un país productivo… La
Unión Industrial fue favorable a la ley de educación
técnica. Para nosotros es esencial; tiene que
haber una ley de educación técnica que fortalezca
la alianza con el mundo productivo”35.
Si bien la ley incluye un apartado sobre los
fines y objetivos del ordenamiento del sistema
de formación profesional, los entrevistados
consultados destacan los vacíos de política. Se
observa falta de articulación de políticas entre
los ministerios involucrados:
“Educación privilegió recuperar el campo
de la enseñanza primaria y secundaria, el dé-
ficit lo vemos en relación a la incumbencia de
FP, se requiere la articulación de dos ministerios,
Educación y Trabajo. En el marco de la
calidad que aparece en la formación profesional
que brindan los sistemas educativos provinciales
y en las acciones de educación de adultos en
terminalidad educativa, se nota una enorme debilidad
en los resultados”36.
Programas de empleo
La implementación de programas de empleo
orientados al colectivo juvenil no encuentra
opiniones satisfactorias. Se percibe excesiva
fragmentación, discontinuidad y déficit de una
política global que integre los programas implementados.
En esta dirección, el MTEySS
anunció una política de empleo juvenil para el
período 2008-2011 como respuesta a los vacíos
de una intervención integral en este campo37.
“Se ocupaban del empleo la DINAJU con el
Programa Incluir, donde más que trabajar el
problema del empleo han trabajado mecanismos
de contención. No es lo mismo que promover una
trayectoria laboral del joven. El Incluir fue un
programa con muchos inconvenientes, es difícil
medir su impacto ya que se discontinuó”38.
Los mismos actores que describen las limitaciones
del Programa Incluir –sobre todo en su
orientación al empleo– reconocen, sin embargo,
algunos impactos positivos en otros niveles:
“Lo que sí nos dejó satisfechos fue el trabajo
que se hizo de fortalecimiento institucional,
porque a partir del programa se crearon áreas
de juventud en municipios e incluso, en las
provincias. Después del paso del (Programa)
Incluir, no quedó ninguna provincia sin área
de juventud”39.
Se percibe la falta de un componente clave
para la complejidad de una problemática referida
a un universo juvenil muy segmentado, con
escasa elasticidad a las intervenciones meramente
ofertistas. Los expertos consideran que
se requiere superar este tipo de intervenciones
que no atienden los problemas de demanda ni
ofrecen acciones integradas con la participación
de actores en el ámbito local.
“No ha habido en los últimos años una
política específica para jóvenes, salvo excepciones
como el Incluir con importantes
problemas de implementación o algunos programas
provinciales…”40.
Emprendedorismo Juvenil
La falta de saberes específicos, en un campo
que demanda competencias muy técnicas, es
frecuentemente reemplazada por voluntarismo
o por visiones idealizadas que redundan en la
promoción de actividades independientes de
dudosa eficacia.
Hay coincidencias respecto de la existencia
de un campo fértil de desarrollo, que debería
ser adecuadamente abordado por las políticas
públicas. En ese sentido, dirigentes del área de
juventud del sector empresarial manifestaron:
“El emprendedorismo no sólo es una alternativa
al desempleo sino que, además, un
crecimiento en la cantidad de pequeñas empresas
le hace bien al país.”
34 Argentina. Honorable Congreso de la Nación. Ley Nº 26.058: Educación Técnico Profesional. 35 Extracto de entrevista realizada a dirigente empresario. 36 Extracto de entrevista realizada a especialista en F.P. 37 El relevamiento de opiniones aquí expuesto es anterior al lanzamiento de dicho programa. 38 Extracto de entrevista realizada a ex funcionario de la DINAJU. 39 Entrevista: Ibíd. 40 Extracto de entrevista realizada a responsable del área productiva de un Municipio de Conurbano.
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Beatriz Cappelletti y Edith Byk
Los actores conciben las políticas de fomento
al emprendedorismo juvenil como complementarias
y, en general, secundarias respecto de
las que promueven la inserción laboral por la
vía de la relación de dependencia.
“Al emprendedorismo lo estamos considerando
con un sentido marginal; no es la salida principal
que proponemos, que consiste en tratar de conseguir
una intermediación laboral para trabajo
decente. No es inserción laboral solamente, sino
que es inserción con determinadas condiciones.
No se contrapone eso al emprendedorismo sino
a la precariedad, que es un componente fuerte
en el empleo juvenil. El emprendedorismo tiene
un alto índice de fracaso y por eso cuesta crear
expectativas sobre algo que para el joven puede
fácilmente resultar un fracaso más”41.
Formación Profesional
En materia de políticas y programas de formación
profesional, hay un nuevo consenso como
el que aparece en el plano de la educación técnica.
La temática generó un espacio vacante
para un nuevo enfoque de políticas, orientado
a la instalación de un Sistema Nacional de Formación
Continua.
En el doble abordaje de programas formativos
y desarrollo de mecanismos de
normalización y certificación para los trabajadores
y las instituciones, los entrevistados
realizaron una evaluación positiva sobre el
enfoque de política asumido desde el área laboral.
Reconocen un cambio de lógica que va
en la dirección de garantizar formaciones de
calidad en un marco de desarrollo institucional
con participación social.
“Estamos trabajando en la línea de certificación
de competencias con el Ministerio de
Trabajo, y vamos a seguir en esta línea. Tuvimos
algún desencuentro con el sindicato,
porque ellos traducían certificación con incorporación
laboral. Nosotros les planteamos la
diferencia, lo que implica que a los trabajadores
con certificados no vamos a evaluarlos en
sus competencias técnicas y tendrán prioridad
en las vacantes, siempre que los requerimientos
actitudinales se cumplan. Estamos reconduciendo
el proceso y trabajando en conjunto con
los sindicatos que van a incorporar sus escuelas
y centros de formación técnica. Creo firmemente
en el tema de certificaciones y en el trabajo conjunto
empresa-sindicato en esta cuestión. Y la
presencia del ámbito público le agrega eficacia
y garantías al proceso”42.
No obstante la imagen positiva, se reconocen
materias de intervención pendientes y urgentes.
Se requiere afrontar el déficit de diseños y
herramientas eficaces para atraer a los jóvenes
–particularmente de los colectivos con mayores
dificultades– en el marco de estrategias globales
para la Población Económicamente Activa (PEA).
Por otra parte, se advierte una falta de articulación
entre las áreas de Educación y Trabajo para
la organización de un sistema integrado.
“Llevamos al sector joven a las políticas de
formación, a la derivación, a la terminalidad
educativa, a la adquisición de herramientas de
tecnología, y si no acompañamos al conjunto de
la PEA en ese esfuerzo, lo que logramos es tener
jóvenes capacitados que pueden ser agentes de
sustitución de mano de obra en determinadas situaciones,
pero no generación de nuevos puestos.
Se puede entender la necesidad de tener políticas
focalizadas con instrumentos apropiados, con respeto
de los intereses de los jóvenes, escucharlos,
pero tiene que estar en el marco de una estrategia
integral común al conjunto de la PEA”43.
3. Institucionalidad
En los informes recientes de la Oficina Regional
para América Latina y el Caribe de la OIT, está
presente la preocupación por la igualación de
derechos y también por dar cuenta de las “diferencias”,
respondiendo a las necesidades de un
colectivo con desventajas objetivas en el mercado
de trabajo y con atributos especiales (mayor
nivel educativo relativo, menor experiencia,
trayectoria laboral precaria o inexistente).
También se destaca que un buen comienzo
profesional es decisivo para una trayectoria
laboral integrada, con efecto multiplicador, por
41 Extracto de entrevista realizada a funcionario del área laboral. 42 Extracto de entrevista realizada a empresario sector servicios. 43 Extracto de entrevista realizada a funcionario del área laboral.
Revista de Trabajo • Año 4 • Número 6 • Agosto - Diciembre 2008
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Juventud y trabajo en la Argentina: diagnóstico y visión de los actores
lo cual, invertir en los jóvenes es clave para el
desarrollo de las sociedades44.
Los especialistas y actores locales reconocen
que se trata de un campo en el cual se registra
el mayor déficit en las políticas juveniles
en Argentina y se reafirma la necesidad de reconstruir
la institucionalidad.
Marco Normativo
La modificación del régimen de pasantías laborales
es una cuestión de resolución pendiente
con la cual los actores gubernamentales y sociales
se reconocen en deuda45.
“Del tema de las pasantías laborales no se
han hecho cargo ni los actores sociales ni el Estado,
por ser un tópico al que se le tiene un poco
de temor: se lo asocia al recurso de la mano de
obra barata y además, se lo pone en el eje del
empleo y no del aprendizaje”46.
Empresarios y sindicatos convergen en una
visión negativa del marco normativo vigente,
incluyendo pasantías laborales y educativas,
aunque desde ópticas diferenciadas.
Un empresario del sector servicios estableció
una distinción entre las pasantías laborales
y educativas desde una perspectiva pesimista:
“Creo que claramente hoy no tenemos una
herramienta que permita una inserción de los jó-
venes en condiciones de aprendices, por llamarlos
de alguna manera, que se incorporen al ámbito
de trabajo no porque vienen a aprender sino porque
vienen a trabajar; que se blanquee que vienen
a trabajar y se blanquee con condiciones diferenciales
para que puedan acceder como si fuera un
aprendiz, pero un aprendiz no por el estudio sino
un aprendiz del trabajo. Hace rato que no tenemos
jóvenes en pasantías… Tenemos personal
temporario cuando necesitamos personal temporario,
tenemos los contratos de los ‘call center’
que son empleados de 4 horas y podemos tener el
programa de Jóvenes Profesionales. La ley de pasantes
hace rato que no la usamos porque es muy
difícil de controlar en una empresa tan grande
como ésta. La ley de pasantías tuvo en su aplicación
muchos abusos desde el sector privado y falta
de control desde el sector público. Básicamente,
nadie se atreve a decir que, más que de una pasantía,
se trataba de un primer empleo y otorgaba
facilidades. También las universidades –públicas
o privadas– ‘vendían’ así a los chicos”47.
Hay una demanda consensuada relativa
al logro de acuerdos tripartitos en torno a la
elaboración de una normativa sobre pasantías
laborales, que dé cuenta del nuevo discurso, y
en este punto, el rol del Estado es central.
Servicios de empleo juvenil
Los estudios más recientes insisten en la necesidad
de superar el problema de la asimetría de
informaciones en el mercado de trabajo juvenil.
Cuando se analizan la problemática y las polí-
ticas aplicadas en Argentina, se reconoce que
ésta es una cuestión de abordaje pendiente.
Los entrevistados que conocen la puesta en
marcha del programa de la Red de Servicios de
Empleo del MTEySS, verifican que, efectivamente,
se han dado pasos hacia su concreción y aprueban
el proyecto, pero reclaman avanzar hacia la consolidación
de estas oficinas locales y reconocen la
carencia de un servicio de atención a los jóvenes
descentralizado a nivel local, con accesibilidad y
una oferta diversificada de prestaciones:
“La búsqueda de información por parte de
los jóvenes es una de las cosas que domina a
esta generación. Por ello es tan vital la accesibilidad
de estos servicios, vía Internet y a través
de otros mecanismos de acercamiento a los jóvenes.
Es muy distante el mundo del trabajo para
los jóvenes, no hay acceso fácil. Las Oficinas no
se conocen, es difícil saber si existen programas
para jóvenes”48.
“Es necesario descentralizar las Oficinas de
Empleo, salir a la búsqueda de los jóvenes, darles
esa capacidad que hoy no tienen”49.
44 OIT. Oficina Regional para América Latina y el Caribe. Informe Trabajo decente y juventud. América Latina, op.cit.; Trabajo
Decente y Juventud. América Latina - Documentos de base, volumen I y II. Lima, Oficina Internacional del Trabajo, 2007. 45 Con posterioridad a la elaboración de este informe se sancionó la Ley Nº 26.427 sobre pasantías educativas. En diciembre
de 2008 la Comisión de Formación Profesional del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo,
Vital y Móvil, aprobó un ateproyecto de ley sobre pasantías laborales. 46 Extracto de entrevista realizada a dirigente sindical. 47 Extracto de entrevista realizada a empresario del sector servicios. 48 Extracto de entrevista realizada a jóvenes dirigentes sindicales. 49 Extracto de entrevista realizada a dirigentes de Organización No Gubernamental.
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Beatriz Cappelletti y Edith Byk
Instituciones estatales
La primera demanda en relación a una institucionalidad
rectora en materia juvenil, se refiere
a las políticas y su articulación. La prioridad
es una integración de políticas educativas,
laborales y sociales que hoy se ven muy fragmentadas.
Las intervenciones coinciden en las
prioridades, pero a la vez, el abordaje juvenil
debe superar la perspectiva de empleo:
“El problema de los programas formativos
dirigidos a la población juvenil es la falta de articulación
con la educación formal. No hay una
traducción de ese curso, de esa formación que
se ha recibido en términos del sistema educativo
formal. Esa articulación le permitiría al joven
excluido de la educación y el trabajo, encontrar
caminos alternativos para la finalización y
acreditación de su secundario y presentarse al
empleador con una ‘chapa’ más acreditada”50.
Las políticas de empleo juvenil llevadas a
cabo por el MTEySS podrían verse potenciadas
articulando con las iniciativas asumidas por el
organismo rector en materia de juventud hoy vigente
en el ámbito del Ministerio de Desarrollo
Social, la DINAJU, a fin de nutrir ambos enfoques
en materia de juventud:
“En la nueva gestión de la DINAJU se ratifica
la necesidad de articular los programas de empleo
juvenil con el Ministerio de Trabajo, se deben
establecer vínculos mucho más fuertes ya que la
cuestión del empleo es competencia del MTEySS,
nosotros podemos aportar la visión juvenil…”51.
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Las opiniones de los actores fueron relevadas
con anterioridad a la puesta en marcha
del Programa “Jóvenes con Más y Mejor Trabajo”
del MTEySS. Entendemos, por lo tanto,
que la nueva política podría dar una respuesta
oportuna a las demandas manifestadas por
los entrevistados, por contener un conjunto de
dispositivos específicos (Servicios de empleo juvenil,
componentes de formación profesional,
nivelación de estudios, fortalecimiento de la
gestión de RRHH de las empresas, prácticas
calificantes) que están en sintonía con las inquietudes
vertidas en el presente apartado.
Por otra parte, la puesta en marcha de otras
iniciativas de política laboral complementarias
tales como el Proyecto de instalación y desarrollo
de un Sistema de Formación Continua y
la Red de Empresas Jóvenes con Futuro, abre
nuevas expectativas y viene a cubrir un espacio
vacante con dispositivos múltiples, cuya efectividad
deberá ser oportunamente evaluada.
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